
Tres Botones
No hay lugar más seguro para mí
que tu pecho:
es un árbol que, retoño, quiere
guarecer mis pájaros;
un lozano amanecer donde converger
buscan mis sátiros;
un agridulce sabor del que libar
necesitan mis labios.
Hacia él voy cada noche
a darle el temple requerido;
hacia él fueron tus hijos,
fue Julián el primero en asaltarlo
y tus manos más tarde extrajeron
gota trás gota el zumo lácteo
para el hambre pequeñita
del pequeñito Bernardo.
No podría nunca equivocarme
si tuviera que; perdido, encontrarlo
pues no son dos sino tres los botones
que, marrones, se abrochan en tu saco.
1987